miércoles, 15 de diciembre de 2010

MOLINOS DE VIENTOS

Mis manos comienzan a transpirar… siento que mi corazón late a un ritmo que se que no es saludable.  Mi cuerpo es una mezcla de ansiedad, cansancio, hartazgo. Me pregunto una y otra vez “¿por qué? Tengo que ser masoquista para pasar una u otra vez por esto”. Camino, voy y vuelvo sobre mis pasos. Mi mente es un barullo de voces… todas tienen una opinión diferente, pero siempre alguna gana. Entonces para callarlas, me pongo los auriculares y pongo música.
Mi corazón comienza  a latir más tranquilo. Veo a mí alrededor, algunos están callados, otros gritan o hablan rápido, uno mira al vacío para aislarse de la realidad,  varios tienen la esperanza de que ocurra un milagro.  Me intercambio miradas con varios y sin decidirnos nada… sabemos que estamos en el mismo bote.
Sigo mirando a mi alrededor absorta…  dura poco. Porque con una sola frase, vuelvo a mi estado de nerviosismo del inicio. “Torres, la libreta… por favor”.

“El valor reside en el término medio entre la cobardía y la temeridad” (Don Quijote)
CRYS